CUANDO EL JAZZ SUENA JUDÍO

LOS JUDÍOS Y EL JAZZ

No es exactamente música de protesta, pero el jazz tiene raíces profundas como expresión del cambio social.

Las bandas de jazz ofrecieron algunos de los experimentos más célebres del siglo XX en la integración racial; las propias canciones de jazz sedujeron a una Norteamérica de mente estrecha aportando influencias multiculturales.  Los judíos ayudaron a conducir esa narrativa – piensen en Benny Goodman, George Gershwin, el productor Norman Grantz, o Barney Josephson, propietario del innovador Café Society en el Greenwich Village de Nueva York.

Pero el papel de los judíos como pioneros del jazz había sido a menudo ignorado, o ridiculizado presentándolos como los rapaces propietarios de los clubes Moe y Josh Flatbush en la película de Spike Lee Mo’Better Blues en 1990.

Eso fue hasta que el profesor Charles Hersch de la Universidad Estatal de Cleveland empezó a pensar en ello. Hersch, que había estudiado durante mucho tiempo la cuestión de la influencia del arte en la sociedad, acababa de terminar en 2008  Subversive Sounds, una historia sobre políticas raciales, el jazz y su interacción en Nueva Orleans. “Tengo una larga historia investigando sobre la música en términos de etnicidad y raza, y me di cuenta de que había muchos músicos judíos en el panteón del jazz, y nadie había escrito mucho sobre él”, dice Hersch. “¿Qué significa para los judíos estar relacionados con una forma de arte dominada por los afroamericanos?”

THE BENNY GOODMAN QUARTET
Gene Krupa, Lionel Hampton, Benny Goodman

Ocho años después está buscando las respuestas en un nuevo libro, Jews and Jazz: Improvising Ethnicity . Es una fascinante mirada sobre cómo los judíos utilizaron el jazz para afirmar y subvertir nociones de identidad. “Parte de lo que deseaba lograr en el libro, era hacer más justicia a las relaciones entre judíos y negros de lo que había visto”, dice Hersch. “Había leído ideas simplistas de la tesis de la afinidad – hemos sufrido ambos, el blues suena como davening ,(rezar en idish) etcétera. En lugar de eso yo quería demostrar la complejidad de esa relación”. Su tesis más satisfactoria, tal como se expone en Los Judíos y el Jazz : “La exploración de la identidad de los músicos de jazz judíos ha sido posible gracias a la naturaleza híbrida y creativa del judaísmo y el jazz”.

 Hersch ilustra hábilmente, la manera en que los judíos usaban el jazz como una forma de arte – y un medio de vida – y muestra  cómo eran considerados por la sociedad en  esos momentos en particular. “Los judíos eran excluídos de muchas profesiones a principios del siglo XX, por lo que entraron en el negocio del entretenimiento”, dice Hersch. “Utilizaban la música para actuar, expresar y explorar sus identidades judías. Y cómo lo hicieron tenía que ver con los cambios de época.”

Como el jazz surgió a finales de la década de 1920 y principios de los años 30, explica Hersch, “los judíos no eran considerados completamente norteamericanos o completamente blancos”. Gershwin y los compositores Tin Pan Alley crearon composiciones de melting pot que incorporaron una gama de géneros étnicos – buscando implícitamente ser aceptados. “A través de los estilos musicales, querían ayudar a crear una América que fuera segura para los judíos”, dice Hersch.

En los años 30 y 40, los judíos comenzaron a comprometerse con los músicos negros en un momento en que tales interacciones eran todavía tabú. Pero -como si quisiera resaltar las complejidades de la identidad en momentos difíciles- su judaísmo tenía poco que ver con la beneficencia, dice Hersch. “Benny Goodman y Artie Shaw estaban contratando músicos negros, pero no lo hicieron como judíos o en nombre de los judíos”, dice. “Goodman pensaba mucho en la igualdad. Se horrorizó por la injustica de mantener a los negros fuera de algunas  bandas, no pudiendo contratar al famoso pianista] Teddy Wilson o a Lionel Hampton [instrumentista legendario]. Él siempre lo puso en términos de, “Sólo quería contratar a los mejores músicos”.

En lugar de altruismo, ¿podría alguien  que tenía ese pensamiento avanzado estar impulsado por un deseo de notoriedad, o el deseo de vender más discos y entradas? “Goodman finalmente contrató a Hampton como parte de un pequeño grupo, pero todavía era polémico y le costó dinero”, dice Hersch. “El productor Norman Grantz perdió millones de dólares porque quería llevar a un grupo de músicos de jazz en giras, y los lugares del Sur no le dejaban llevar a los músicos negros – y querían segregar al público. Así que es difícil argumentar que lo estaban haciendo por razones financieras”.

Sin embargo, Hersch caracteriza a la alianza negro-judía como “una relación difícil. siempre había una tensión allí. Claro, había judíos que se aprovechaban de los músicos negros. Pero les encantó la música, y ayudaron a difundirla. Hersch cita el ejemplo de Blue Note Records, el sello seminal fundado por los refugiados judíos alemanes en 1939, “que puso en el negocio de la música algunos de las mejores grabaciones de jazz que han resistido la prueba del paso del tiempo”.

Presionado para elegir una sola canción que simboliza mejor las contribuciones de los judíos al jazz, Hersch no duda. “Una cosa que siguió apareciendo una y otra vez es [alrededor de 1932 estándar idish] Bei Mir Bist du Schoen”, dice Hersch. “Es una canción en idish escrita por Sholem Secunda.  

BEI MIR BIST DU SCHOEN by the Benny Goodman Sextet 1937

Alguien lo escucha cantado por un par de músicos afroamericanos, con letras en inglés. Se convierte en un gran éxito para Benny Goodman, que la lanza con estilo klezmer. Entonces, un músico afroamericano llamado Slim Gaillard lo encubre como ” Bei Mir Bist du Pork Chops “, sustituyendo la letra original con imágenes de comida a lo largo de la canción. Numerosos músicos hicieron su propia versión. “La canción, un gran éxito para las no judías Andrews Sisters en 1956, se convirtió en un `himno`para los judíos estadounidenses”, escribe Hersch, que vio en el éxito de la canción un signo de su aceptación creciente por la mayoría.

Mientras que el libro se centra sobre todo en los EEUU, Hersch encuentra un componente británico en esta historia. La Baronesa Pannonica (Nica) de Koenigswarter, que nació y creció en Inglaterra y emigró a los Estados Unidos, se convirtió en un apoyo importante del jazz  y para Thelonious Monk y otros músicos bebop en los años cuarenta y cincuenta.

Nada menos que el gran saxofonista Sonny Rollins proclamó que la historia de Koenigswarter “es nuestra historia. Tiene que ser contada “, según una anécdota del libro. Hersch sugiere que el “odio al prejuicio” de la baronesa se originó en su propio judaísmo – y experiencias de antisemitismo padecidos por ella en el Reino Unido. La historia de los judíos y el jazz no se detiene en los años cincuenta

. Como Hersch señala vívidamente, el jazz hoy se ha convertido en un medio para “pensar en la identidad judía en un mundo multicultural

“Los músicos judíos dicen cosas como, ‘sí, soy judío, pero crecí en Nueva York, así que tengo todo tipo de influencias. Así que permítanme crear música que explore mi identidad completa, una identidad urbana en un mundo multicultural”. “Y así son las cosas ahora”.

Fuente: The jewish chronicle. Michael Kaminer12/1/2017

Tradujo Alicia Benmergui 

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