JERUSALEM….. CAPITAL DEL ESTADO DE ISRAEL

JERUSALEM EN EL CORAZÓN JUDÍO

Queremos  contar una historia sin fanatismos ni connotaciones políticas. Y que cada cual piense lo que mejor le parece.  Estuve leyendo por estos días un debate entre arqueólogos e historiadores sobre donde ha estado ubicado el Templo de Salomón, o sea el Primer Templo. Es por lo tanto un debate entre científicos, eso es para determinar cuan cierto es que allí estuvo ese templo, aunque hay sitios por donde no se puede excavar porque allí se halla el lugar santo de los musulmanes, que es la Mezquita de la Roca o la Cúpula Dorada.

En realidad lo que queremos contar es como los judíos decidieron desafiar los designios e intenciones del Imperio Romano, el más poderoso de su tiempo. Estos hebreros eran un pequeño pueblo de agricultores y pastores, con una ciudad considerada santa, Jerusalém, dedicada al culto en templo erigido en custodio de la Torá, entregada por su único Dios al pueblo de Israel.    

El judaísmo fue la primera religión monoteísta de la región. Tiene algunos rasgos que la hacen única y diferente de todos los pueblos que habitaron la Media Luna Fértil a los largo de 5.000 años. Los judíos cuentan la historia de la creación del mundo por un Dios único y la relacionan con su propia historia en un libro sagrado, la Torá. Por primera vez, en la historia humana, se ha creado una religión donde la existencia de un Dios único está relacionada con la de un Pueblo con el que ha establecido un Pacto. Ha surgido el monoteísmo ético, porque ese Dios establece principios mortales que los judíos deben cumplir según los términos establecido en el Pacto, la Ley, la Torá. Los judíos han sido el Pueblo Elegido para llevar la verdad de un único Dios a todos los otros de la tierra.

Todas estas cuestiones se dirimen según el relato bíblico en sitios concretos, uno de ellos es la Tierra Prometida y otro, uno de los más importantes de esta historia sagrada tendrá lugar en Jerusalem donde fue construido el Templo.  El territorio donde los judíos habitaban fue varias veces invadido y destruido. Pero cuando los romanos se apoderan de él, le cambian el nombre al reino de Israel, gobernado por la dinastía de los hasmoneos  y lo convierten en la provincia romana de Judea. La opresión que ejercían los romanos sobre sus dominios era despiadada.

 Los impuestos eran cada vez más insoportables o imposibles de pagar, y contantemente existía un clima de rebelión al que las crucifixiones procuraban poner fin. Finalmente en el año 70 d.n.e. la Rebelión estalló, los rebeldes se atrincheraron en Jerusalém y resistieron el asedio romano, murieron miles de judíos, el templo fue quemado, y Jerusalém fue finalmente invadida y destruida.

A los judíos les fue prohibido residir allí. Roma no llegó a ser el Imperio más poderoso y extenso de su tiempo porque  ejerciera una dominación benévola sobre los territorios que controlaba.

Tal vez los judíos conocían la historia por la que los romanos se habían convertido en los dueños del Mediterráneo, al que llamaban Mare Nostrum. Para lograrlo habían tenido que derrotar y destruir al más todopoderoso enemigo que habían encontrado hasta la fecha: los cartagineses. Esto les llevó tiempo y muchas derrotas hasta que al fin lo lograron. Borraron a Cartago de la faz de la tierra, a los pocos sobrevivientes que quedaron los vendieron como esclavos, cubrieron de sal al territorio que habían ocupado y solo quedó su recuerdo.

 Los romanos no solo destruyeron el Templo, también la antigua ciudad santa para el judaísmo. Establecieron una guarnición, y durante el gobierno de Adriano, que le puso su propio nombre, Aelia Capitolina, en tanto que  el nombre de Judea fue remplazado por Palestina. Esto provocó la rebelión y la guerra protagonizada por Bar Kojba en el 140 de la era común… (Pero esta historia no la contaremos aquí) Los judíos fueron expulsados no solo de Jerusalén, también de la región de Judea.  

Este pueblo al que Dios llamó de dura cerviz, por otras razones que no consideraremos aquí,  determinó que nunca se olvidaría ni de Jerusalén ni de su Templo. Por eso cualquier parte del mundo donde haya judíos sus sinagogas miran hacia jerusalém, en gran parte de los cementerios las tumbas también están orientadas hacia la ciudad añorada. En los rituales de los rezos en un momento dado los judíos rezan mirando hacia Jerusalén para no perder su recuerdo. En Salmos 137 se dice “Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar, Si de ti no me acordare; Si no enalteciere a Jerusalén Como preferente asunto de mi alegría.”

 Los judíos recuerdan Jerusalém en el dolor y en la alegría, en los casamientos se rompe una copa para recordar la destrucción del templo. Y mucho más importante aún, cuando se redacta el primer Talmud, este se llama Talmud Yerushalmi, cuando  Jerusalém solo existía en el corazón de los judíos. Y más aún, la profecía mesiánica nos cuenta que cuando el Mesías llegue y salga por las puertas de Jerusalém los muertos volverán a la vida. Por esa razón gran número de judíos a lo largo de los siglos, trataban de estar en Jerusalém para que la muerte los sorprendiera allí, y aquellos que eran ricos hacían enviar sus restos para ser enterrados en Jerusalém.

 Finalmente el deseo invocado, especialmente con la terminación del Seder de Pesaj, nos recuerda que el Añó próximo nos encontremos en Jerusalém. Esta es una de las razones por las que los judíos llevan en su corazón y en su mente el amor por Jerusalém, el más viejo de sus amores.

 Por

ALICIA BENMERGUI

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