LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y LOS JUDIOS DE LAS CORTES

Sefaradíes y Ashkenazíes, Negocios y Familias

La Guerra de los Treinta Años provocó una coyuntura en la historia europea, que determinó el armado de una red de negocios formada por integrantes de ambas comunidades, sefaradíes y ashkenazíes.

El mercantilismo, unido a la política de la razón de Estado y a los nuevos estudios, contribuyó poderosamente a cambiar las ideas sobre los judíos

Ciertamente lo que es necesario señalar que los financieros sefaradíes eran más numerosos, mundanos y cosmopolitas que los judíos askenazíes. Gran parte de estos últimos construyeron grandes fortunas e influencias políticas durante el transcurso de la Guerra de los Treinta Años. Esta guerra larga y compleja, involucró a casi todos los países europeos, incluso a Suecia. Fue una guerra motivada por diversos factores, políticos, económicos y religiosos, en este caso un enfrentamiento entre católicos y protestantes.

Cuando termina el mapa de Europa ha cambiado, se quiebran las alianzas que unían a los Estados del antiguo Sacro Imperio Romano Germánico. Se termina la guerra de ochenta años que se libró entre España y los Países Bajos. La mayor parte de la población ha padecido la guerra, Los judíos de Polonia sufrieron ataques acusados de haber colaborado con los ocupantes suecos. Pero también han surgido los llamados “Judíos de las Cortes”.

Hacia 1650 se había consolidado una elite de abastecedores y financistas judíos, ashkenazíes y sefaradíes. Lo que se desarrolló en esa época es un modo diferente de manejar los negocios, una actividad más plenamente internacional y específicamente judía, de lo que había sido anteriormente. Era un sistema cuyo centro se hallaba en Alemania, Austria y Holanda, extendido mucho más allá de estas fronteras, pero que también tuvo gran influencia en la red de negocios en España, Portugal, los Países Bajos dominados por los españoles, Dinamarca, Polonia, Hungría, Italia, Inglaterra e Irlanda.

El historiador Jonathan Israel sostiene que detrás de los Levi, Gomperz, los Oppenheirmer y otras dinastías financieras judeo germanas que lograban  los contratos con los ejércitos porque tenían como principal actividad la organización de un rápido abastecimiento militar a gran escala, esta fue la herencia de su dedicación al suministro de las guarniciones europeas durante la Guerra de los Treinta Años.

Los judíos germanos fueron abastecedores de los ejércitos prusianos y alemanes, se considera que el nivel de capacidad operativa de los Oppensheimer solo puede ser comparado con el grupo sefardí de contratistas holandeses que aprovisionó a los ejércitos de Guillermo III de Orange, que primero fue gobernante de las Provincias Unidas y posteriormente, llegó a ser rey de Inglaterra. Durante un tiempo La Haya fue, con Viena, el centro de la red judía de proveedores de los ejércitos europeos.

Durante el enfrentamiento bélico de Francia y sus aliados con Holanda, Austria, España, algunos Estados germanos y finalmente con Inglaterra, determinaron que en el comienzo de la guerra de 1672 y que terminó en 1678, los contratistas sefardíes holandeses, Antonio Alvárez Machado y Jacob Pereira fueron los que suministraron pan, carros, caballos y forrajes. Fueron los únicos que abastecieron a las guarniciones estables y a las tropas en los campos de batalla.

Estos judíos que lograron acumular grandes fortunas y poder político lo hicieron en un momento de gran efervescencia política, donde la nobleza disputaba los tronos que quedaban vacantes en Europa como sucedió en el caso español con la Guerra de Sucesión, o en Polonia. En el momento en que se planteó una disputa entre varias potencias, especialmente por la aspiración de Francia al trono vacante de Polonia, un judío cortesano, Behrend de Lehmann actuó para los enemigos de Francia. “Era el tipo de operación política que requería un veloz despliegue de dinero en efectivo. Lehmann reunió fondos de todos los lugares imaginables, de las familias sefardíes Pinto y Teixeira de Amsterdam y Hamburgo y de sus numerosos parientes y representantes en el norte y sur de Alemania”.

Judíos ashenazies y sefardíes participaban juntos en operaciones económicas a gran escala, eso ocurría en ciudades como Hamburgo por ejemplo, donde “varios judíos sefardíes y askenazíes mantenían agencias oficiales en algunos Estados germanos,  especialmente André Enriques agente hamburgués de Sajonia desde 1669 hasta 1680, aproximadamente y Jeremías Fürst agente y proveedor de plata de la corte de Meckenbur-Schweirn. Pero ninguna de ellas fue tan importante como las de la corte portuguesa o la de los comisionados judíos de Dinamarca”

Algunas de estas grandes fortunas permanecerán,  otras desaparecerán con el paso del tiempo y algunos de estos hombres de enorme poder como Joseph Süf Oppenheimer tuvieron un terrible fin. En el Siglo XVIII los herederos de estos apellidos continuaban siendo ricos y poderosos, y evidentemente habían ya mezclado sus origenes familiares a través delomatrimonio .

 

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